ASPECTOS EMOCIONALES A TRABAJAR CON UN PACIENTE CON PARKINSON

Hoy se celebra en el mundo, el DIA MUNDIAL DEL MAL DE PARKINSON, un día para conocer un poco más para esta terrible enfermedad

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Algunas estrategias que le ayudarán a prevenir/controlar/reducir los
problemas emocionales en alguien con Parkinson:
Pensar en «aquí y ahora», en vez de centrar su atención en «cómo era su vida antes de la enfermedad» o en «cómo será en el futuro».

Observe cuáles son los momentos del día en los que se encuentra
mejor, y concéntrese en «las cosas que van bien».

Manténgase lo más activo posible (física y mentalmente), teniendo en cuenta sus dificultades, aprovechando los momentos «buenos» (en fase on).

Practique ejercicios de relajación y respiración. Pueden ser especialmente útiles en los momentos «malos» (en fase off).

Evite el aislamiento y busque apoyo social. Realice actividades con otras personas y
comparta sus experiencias y sentimientos

Aprenda de la experiencia. Aunque parezca difícil de creer, la enfermedad de Parkinson también puede hacerle descubrir cosas positivas (de usted mismo, de las personas que le rodean, …).

Prevenga el estrés siguiendo un estilo de vida saludable: mantenga una dieta adecuada, descanse lo suficiente, realice ejercicio físico regular y no abuse de substancias tóxicas (tabaco, alcohol, café, …).

Acepte la ayuda emocional que le puedan proporcionar sus familiares, amigos o profesionales.

Comuníquese con su médico: pregúntele sus dudas, explíquele cómo se siente y qué
le preocupa. Siga las recomendaciones médicas y evite automedicarse.

Contacte con asociaciones de enfermos de Parkinson. Poder intercambiar experiencias con personas que se encuentran en situaciones similares ayuda a comprender que, aun padeciendo la misma enfermedad, cada enfermo es diferente, y que la enfermedad de Parkinson no afecta a todos de igual forma. Ayudar a otras personas con problemas
parecidos nos puede hacer sentir bien. Conociendo otros que viven experiencias
parecidas a las nuestras podemos obtener información sobre recursos para solucionar
problemas relacionados con la enfermedad.

DEJAR DE HABLAR A ALGUIEN POR ENOJO…¿ES SANO?

Dejar de hablar a alguien es una salida a la que muchas personas acuden para “expresar” su enojo, su inconformidad o sus reproches. ¿Cómo de eficaz es este método para superar un problema o lograr que alguien cambie? ¿Qué significa la decisión de evitar las palabras cuando hay un rencor que arde?

Establecer un diálogo con alguien no es fácil, en especial si hay un conflicto que no parece tener vías de solución. Pero si en lugar de abordar el tema directamente lo que se hace es dejar de hablar al otro, lo único que se logra es introducir una tensión adicional. A la disputa no resuelta se suma un limbo que puede llegar a ser una verdadera incubadora de veneno.

Muchos, sin embargo, en el fondo no tienen interés en resolver el conflicto mediante el diálogo. Lo que desean es que el otro se someta a su propio punto de vista. Entonces utilizan el silencio como castigo, para que el otro se doblegue. Finalmente se trata de una actitud infantil y lo peor es que no resuelve nada. Eso sí, proporciona una gratificación egoísta.

Hay todo tipo de argumentos para defender la idea de que dejar de hablar a alguien es válido. En el fondo, lo que se busca es castigo. Que entienda que hay un reproche en esa ausencia de palabras. Pero, ¿por qué no decirlo, sino tramitarlo a través del silencio? Estas son las principales razones que esgrimen aquellos que optan por esta medida:

Es mejor dejar de hablar a una persona que participar de una discusión en la que se intercambien insultos.
Esa persona no me escucha. Por más que le pido que cambie, no me hace caso. Entonces, es mejor no decir nada porque, ¿para qué?
Tiene que disculparse conmigo por lo que me hizo (o me dijo, o no hizo, o no dijo). Hasta que no lo haga, voy a dejar de hablar.
Para qué hablar si siempre llegamos al mismo punto. Mejor dejar de hablar para ver si entiende que no voy a ceder.
En todos los casos se afirma que el silencio es la mejor opción para tramitar el conflicto. Por una razón u otra, la palabra se ha mostrado ineficaz. Se acude entonces a la decisión de dejar de hablar a alguien para que esto sea asumido como un castigo y, en consecuencia, el otro reconsidere su actitud.

Un silencio puede tener multitud de significados. Algunos de ellos son realmente violentos. Dejar de hablar a alguien es asumir una actitud pasivo-agresiva. Esto quiere decir que se está violentando al otro, pero de manera implícita. La mayoría de las veces este tipo de actitudes son tanto o más nocivas que la agresión directa, y lo son porque el silencio se convierte en un vacío que es susceptible de cualquier tipo de interpretación.

Para quien deja de hablar a alguien hay razones claras. También hay una expectativa clara frente a lo que esta situación debe traer como desenlace. Pero, a quienes acuden a estos recursos habría que preguntarles: ¿estás seguro de que el otro comprende realmente el significado de tu silencio? ¿Jurarías que la mejor manera de lograr que cambie, o haga lo que tú quieres que haga, es atacándolo con la falta de diálogo?

El silencio alarga distancias. Y la distancia no suele ser un buen aliado para la comprensión o para restaurar lazos rotos o dañados. Por el contrario, contribuye a ahondar las diferencias.

Por otro lado, dejar de hablar a alguien puede funcionar momentáneamente. Se impone el castigo y el otro reacciona: vuelve para disculparse, prometerte cambios o hacer lo que tú quieres. Sin embargo, a largo plazo también termina incubando pequeños rencores que pueden crecer. El silencio rara vez resuelve el conflicto de fondo o da paso a su resolución, solo lo encubre.

Es cierto que a veces es mejor callar. Cuando estamos muy exaltados, por ejemplo. La ira hace que exageremos y nos preocupemos más por herir al otro que por expresar realmente lo que pensamos o sentimos. En esas condiciones nada mejor que dejar de hablar mientras recuperamos la compostura. Bajo esas circunstancias, se trata de una decisión inteligente.

En cambio, dejar de hablar para castigar o propiciar que otra persona “se rinda” como hemos dicho es raro que traiga buenos resultados. A veces nos enfrentamos al reto de expresar nuestra ira o nuestro enfado, pero sin herir al otro. La salida no está en dejar de hablar, sino en buscar y encontrar los medios para tender puentes hacia la comprensión. La ausencia de palabras puede hacer que el otro ceda, lo que no significa que el conflicto desaparezca. Por otro lado, también puede pasar que el otro no lo haga y que lo que en un principio era un copo de nieve se trasforme en una bola.

Quizás lo necesario sea buscar mejores condiciones para conversar. También una forma diferente de expresar nuestra inconformidad. Cambiar el espacio rutinario por otro más cálido y amable a veces contribuye a que la comunicación se renueve. Hablar desde el corazón, siempre remitiéndote a lo que tú sientes y no lo a lo que supones que siente el otro es una fórmula que no suele fallar. Inténtalo.

NUNCA ES TARDE PARA VOLVER A EMPEZAR

A lo largo de la vida tomamos muchas decisiones que condicionan nuestra vida. Pero siempre podemos cambiar lo que no nos gusta, especialmente aquello que no nos gusta de nosotros mismos. Cada día podemos realizar cambios, forjar nuestro destino, empezar de nuevo y luchar por lo que queremos.

Nunca es demasiado tarde para hacer que nuestra vida sea diferente, no hay límites para ti, debes creer y llegar hasta donde tú quieras, eres dueño de tu tiempo y corazón.

 

Cambia todo lo que no te gusta, no respetes tanto las reglas de la vida, eso te limita y no te deja ser libre. Ve por donde quieras ir, siempre viaja ligero de equipaje, dispuesto a cambiar tu vida, con todas las ganas de vivir la vida en plenitud. Que no te importe los “qué dirán” porque de todos modos siempre hablarán hagas lo que hagas.

Saca todo lo positivo que hay dentro de ti. Saca todo el valor y la energía que tienes en tu interior, podrías comerte el mundo si así lo deseases.

Sorprende a la gente haciendo cosas grandes, que si hablan de ti lo hagan con admiración, con un poco de envidia. Respira y siente como fluye dentro de ti la vida, como las cosas bellas que están afuera te estén esperando. Sólo falta que te decidas a hacer las cosas de forma diferente.

¿Ya sufriste? ¿Ya lloraste?
¿Ya se te secó la vida esperando a quien nunca llegó?
– ¡BASTA!

Hoy debes renacer resplandeciente, con ganas de vivir, de amar y perdonar; porque la vida no vale la pena si se pasa arrastrando pesadas cadenas, nadie vale tanto la pena.

Mira en tu interior y convéncete de que por fin el día ha llegado en el que debes renacer de las cenizas. Decídete a vivir la vida como la que tú soñaste, como la mujer valerosa que eres.

Date permiso para sentir lo que nunca te has atrevido, espero que se crucen en tu vida muchas personas nuevas, con nuevos aires que reemplacen todo lo que te asfixiada ahora. Vive con orgullo por ser quien eres, ten fuerza y voluntad para decir NO a lo que te hace mal para dar paso a una nueva vida. Sólo tú puedes hacer que tu vida sea maravillosa, eso es algo que está en tus manos.

La vida es una sola y hay que vivirla de la mejor manera posible. Ten siempre la fortaleza de empezar cada día con la esperanza que puede ser tu gran día…

¿QUE ES EL EFECTO PIGMALIÓN?

Existe un fenómeno estudiado por la psicología que se llama “El efecto Pigmalión” también es conocido como “La profecía autocumplida”.

La teoría de la Profecía Autocumplida explica que cuando tenemos una creencia firme respecto a alguien, esta acaba cumpliéndose. ¿Magia? No, no es magia, nuestra conducta intenta ser coherente con las creencias que sostenemos, estén fundadas o no.

Si piensas que tu hijo, tu pareja o alguien cercano a tí, hace las cosas mal, es probable que siga haciéndolas mal. Si crees que las hacen bien, seguramente harán lo que se esperas de ellas, se esforzaran más y lo acabaran haciendo bien, haz la prueba. Hay muchos estudios realizado con sobre este tema. Y te puedo asegurar que es un efecto real, yo mismo lo he puesto en práctica en mi día a día con personas de mi entorno. Espera lo mejor de los demás y obtendrás lo mejor. Pero lo tienes que hacer a nivel consciente e inconsciente, es decir tienes que creerlo y sentirlo, si no es así, el inconsciente de la otra persona recibirá esta falta de confianza e inconscientemente no se esforzará.

El efecto Pigmalión, es un suceso que describe cómo la creencia que tiene una persona puede influir en el rendimiento de otra persona. Esto supone, por tanto, algo importante de conocer y estudiar para los profesionales del ámbito educativo, laboral, social y familiar.

Efecto Pigmalión positivo: provoca un aumento de la autoestima y una mejora del rendimiento. La persona se esforzara más y hará lo que se espera de ella.

Efecto Pigmalión negativo: provoca una disminución de la autoestima de la persona haciendo que su rendimiento también disminuya o incluso desaparezca. La persona también hará lo que se espera de ella.

¿Qué crees sobre las personas que te rodean? ¿Qué esperas de ellas? Si crees que tu pareja o tu hijo no hace nada bien hecho, no se esforzaran en hacerlo bien, ¿para qué? ¿Para decepcionarte?

Una vez más se trata del poder de las creencias, si crees algo durante mucho tiempo, ese algo acabara siendo real. Da igual que sea sobre lo que esperas de los demás o sobre lo que esperas de ti mismo.

Es decir, que si piensas que nunca podrás hacer algo que te gustaría hacer, nunca lo harás pero si piensas que SI PUEDES hacerlo, acabaras haciéndolo.

Así que… ¿Qué eliges creer?

Las creencias limitantes son todos aquellos pensamientos conscientes e inconscientes que impiden que realices ciertas acciones o conductas que te benefician tanto física, psicológica, emocional o socialmente.

En el momento que se instala un pensamiento en nuestro inconsciente se vuelve una creencia, y para que eso suceda, tiene que haber una intención positiva, es decir, siempre es un pensamiento beneficioso para ti. Pero claro, has crecido, has cambiado, y lo que en un momento dado de tu vida fue beneficioso, hoy puede ser que ya no lo sea y encima te esté limitando. De ahí la importancia de buscar las creencias que mantenemos pero que hoy ya no nos ayudan a avanzar.

Siguiendo con el efecto Pigmalión, puede ser que quieras estudiar inglés o cualquier otra cosa pero no te crees capaz, tal vez de pequeño/a no creyeron en ti, tal vez eras mal estudiante de matemáticas y creíste que no serbias para estudiar, dejaste de esforzarte para no sufrir decepciones. La motivación en el estudio, en nuestro sistema educativo, es aprobar. Si no estudias no te ilusionarás con un aprobado y de este modo no habrá decepciones. Además, si a eso le sumas que los demás tampoco creyeron en ti, doble motivación para no esforzarse.

Para detectar creencias que no nos benefician, hay que aprender a estar atentos a nuestros pensamientos más profundos y empezar a cuestionarlos. Silenciar la mente es la forma de llegar a esos pensamientos profundos. Sobre todo en los momentos que queremos conseguir algo pero a la vez nos vemos incapaces de conseguirlo porque creemos que nosotros no podemos. Debes saber que todo lo que te propongas lo puedes conseguir.

Para cambia una creencia antes hay que detectarla. Empezar a cuestionar nuestros actos y nuestros pensamientos, no puede servir de guía.

Algunas preguntas que te pueden ayudar

¿Por qué no hago esto? o ¿Por qué he hecho lo otro? o ¿por qué mantengo este hábito?

Toma consciencia de los resultados que obtienes y qué consecuencias tienes pensando eso.

¿Qué te estás perdiendo con ese pensamiento? ¿Qué estás ganando pensando eso?

Pregúntate y date cuenta de la intención positiva de tu creencia, todo pensamiento para que se convierta en creencia, ha tenido que tener una intención positiva, tal vez en otra época te sirvió para protegerte de algún peligro, o quizás es una creencia que les sirvió a tus padres o abuelos en otra época, algo que te trasmitieron como necesario para no sufrir pero que tal vez hoy, en este momento de tu vida, ya no es necesario.

Solo cuando descubras tu antigua creencia limitante, podrás cambiarla por otra que hoy sea más beneficiosa para ti.

Para instalar un pensamiento nuevo, es necesario que pienses en él de manera consciente durante un tiempo. Con la práctica y la repetición lograras una nueva conexión neuronal que hará que ese nuevo pensamiento se convierta en un automatismo, es decir una nueva creencia que se instalará en tu inconsciente.

Tal vez te parezca algo difícil, pero no lo es, solo es cuestión de práctica, para aprender algo nuevo, siempre hay que practicar. ¿Cómo crees que aprendiste a caminar? ¡Practicando! esa es la manera de aprender todo lo que te propongas, practicando y sobre todo, creyendo en tí.

Muchas gracias por leer mi artículo, si crees que le puede interesar a alguien más compártelo para que otras personas también puedan empezar a encontrar y a cuestionar sus creencias para cambiar las que ya no son beneficiosas en este momento.

Ser feliz es fácil, solo necesitamos saber cómo empezar, son los pequeños cambios los que nos llevan a conseguirlo. Pero, no te voy a engañar, es necesario hacer un profundo trabajo interno para lograrlo y para hacerlo es necesario que estés dispuesto a ello.

 

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